Por: Eduardo Ruíz Healy
La popularidad que goza el dueño de Morena entre los mexicanos que menos recursos económicos poseen se debe, en gran medida, a que lo perciben como un individuo que no ha acumulado riquezas a lo largo de su vida política. Es más, pese a todos sus esfuerzos, sus adversarios aún no han podido descubrir un solo caso de corrupción en donde esté directamente involucrado. Y mientras nadie sea capaz de demostrar que Andrés Manuel López Obrador es un ladrón, sus seguidores le perdonarán todo, incluso el haber promovido las candidaturas de hombres y mujeres que resultaron no ser tan honrados como él.
En los hechos, el hombre que desde siempre ha afirmado que para él primero están los pobres, ha apoyado políticamente a personas que distan de serlo, a individuos que les gusta mucho el dinero, entre ellos a líderes sociales y empresarios que aparentemente han acrecentado sus fortunas como contratistas gubernamentales u ocupando cargos públicos.
Abundan los casos de estos vividores promovidos por AMLO. Tal vez el más famoso es el del hoy encarcelado ex presidente municipal de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca Velázquez, acusado de ordenar el secuestro y asesinato de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014. Abarca no era un pobre líder social cuando en 2012 recibió todo el apoyo del entonces candidato presidencial del PRD para ser candidato por el mismo partido a la presidencia municipal de Iguala; era un inexplicablemente rico desarrollador inmobiliario y joyero cuyos cuñados eran conocidos miembros del Cártel de los Beltrán Leyva, primero, y luego de la banda Guerreros Unidos. A pesar de conocer los vínculos de Abarca con el crimen organizado, el defensor de los pobres aprobó su candidatura a la presidencia municipal.
En esta columna no hay el espacio suficiente para enumerar todos los casos de ricos que se han hecho más ricos, primero dentro del PRD acaudillado por AMLO y luego en Morena.
El caso que más recientemente se difundió es el de Carlos Lomelí Bolaños, propietario de una empresa distribuidora de medicamentos, Grupo Lomedic, fundada hace 15 años y basada en Zapopan, Jalisco. De acuerdo con una investigación realizada por el diario defeño 24 Horas y dada a conocer ayer, el gobierno del DF, cuando Marcelo Ebrard era su jefe, le otorgó siete contratos a Lomedic por un monto total de 926.2 millones de pesos.
Curiosamente, el médico y millonario empresario jalisciense es actualmente diputado federal por Morena y, desde la semana pasada, coordinador de organización de ese partido en Jalisco, lo que lo convierte en el virtual candidato morenista a la gubernatura de ese estado.
En los hechos, primero los pobres no pasa de ser una frase propagandística. La realidad indica que para AMLO primero están los ricos.