En plena campaña electoral, cayó por sorpresa al grueso de los priistas el cambio de dirigente nacional. Si bien se esperaba y se exigía hace meses su remoción, cuando se pensaba ya no habría cambios en ese nivel, intempestivamente dan de baja a Enrique Ochoa, que resultó una nulidad, para dar entrada al ex gobernandor René Juárez Cisneros.
Dada la ineptitud del exdirigente, el Presidente Enrique Peña, pensó en un “duro”,dada la inexperiencia y tibieza que caracterizó a Ochoa. La división intestina no solo había agudizó las fracturas, la arbitraria distribución de candidaturas ahondó el resquebrajamiento. A un mes de campaña el mejor de los 5 candidatos no levanta, dado el desprestigio del partido que carga a espalda José Antonio Meade.
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