Cuando se habla de democracia e instituciones democráticas, Samuel Huntington refiere a Estados Unidos como la primera democracia moderna; uno de los pilares fundamentales que dio paso a esta forma de gobierno se encuentra en el ideal de la libertad de expresión, protegido por la primera enmienda.
Así, entre las grandes conquistas de la democracia y la libertad, encontramos sentencias como New York Times versus Sullivan, que radica sobre la facultad de la prensa de informar sobre el actuar del gobierno y funcionarios públicos; o casos históricos como Watergate, donde el trabajo periodístico provocó que el presidente Richard Nixon, dimitiera por abuso de poder.
Por lo tanto, resulta sorprendente que además del nombre, Richard Nixon y Ricardo Anaya, compartan el abuso del poder, el atropello a las instituciones y el desconocimiento de la ley, a pesar de ser situaciones atemporales.
Ricardo Anaya habla de modernidad, futuro y de imitar la visión de las grandes potencias, pero plagia las propuestas de López y además, reproduce las conductas más pueriles y sucias de uno de los peores presidentes de Estados Unidos.
Ricardo Anaya volvió a mentir en entrevista con Ciro Gómez Leyva al no poder explicar la investigación de El Universal, acerca de cómo sus parientes, en 14 años, pasaron de poseer seis inmuebles por 21.3 millones de pesos a 33 con un valor de 308 millones de pesos. Anaya quiso censurar a El Universal y hoy el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le da la razón a la prensa al igual que sucedió con New York Times versus Sullivan.
¿Será que Ricardo Anaya tenga un poco de tacto y por lo menos replique el actuar de Nixon de renunciar ahora o aguarde hasta el último minuto en el que su candidatura ya no pueda sostener el peso de su artificio y farsa?