Bob Ross, el célebre profesor de arte a distancia que, sin proponérselo, inventó los tutoriales y marcó a toda una generación durante las décadas de los 80 y 90 con El placer de pintar, está de regreso a través de la pantalla de Efekto-TV, que retransmitirá, en lo que resta del año, 91 de los programas que grabó el famoso paisajista estadounidense de la cabellera afro y los “arbolitos felices”.
Originalmente, el icónico programa estuvo al aire de 1983 a 1994 a través de la cadena PBS —la televisión pública de Estados Unidos—, y luego fue adquirido por televisoras de todo el mundo. Y aunque ya se ha pasado al aire en varias ocasiones, El placer de pintar es un programa que sigue funcionando entre la audiencia, al grado de que ya forma parte del imaginario colectivo.
No por nada, millones de personas en el mundo aún recuerdan la emisión con nostalgia y buscan los capítulos por Internet. Incluso, hipster y millennials lo han adoptado como uno de los referentes de la cultura pop de finales del siglo XX.
Lo que hacía especial a El placer de pintar era, sin duda, su conductor Bob Ross, quien mostraba a los televidentes que pintar al óleo era tan fácil que sólo requería de media hora para lograr paisajes naturales con “árboles felices”, “bonitas montañas” y “traviesos riachuelos”.
A pesar del éxito de los programas –hizo 400 en 12 temporadas–, Bob Ross no cobró nunca ni un sólo peso por su participación; trabajó por el puro amor al arte y se mantenía de los ingresos de su compañía Bob Ross Inc, que se dedicaba a vender material para artistas como pinturas, pinceles, lienzos, videos artísticos y cursos.
De acuerdo con una entrevista con el periódico New YorkTimes realizada en 1991, Bob Ross declaró que hasta esa fecha había realizado en su vida unas 30 mil pinturas; la mayoría fueron donadas a la cadena PBS, y muchas después fueron subastadas.
Antes de convertirse en celebridad de televisión, Ross se alistó en la Fuerza Aérea de Estados Unidos, donde sirvió como técnico a cargo de los registros médicos; gracias a su desempeño, consiguió el rango de sargento mayor y sirvió en la clínica de la Fuerza Aérea, en la base Eielson, en Alaska, donde vivió por varios años y vio por primera vez la nieve y las montañas en las que se inspirarían algunas de sus pinturas.
Desde que era militar Bob ya se dedicaba a la pintura en sus ratos de descanso, por lo que desarrolló la técnica de pintura rápida, que sorprendió en la televisión. En una ocasión, reveló que dejó el ejército cuando se enteró que lo iban a subir de rango y a poner al frente de un regimiento, pues eso significaba que tendría que ser un tipo rudo y exigente.
“No me imaginaba siendo el furioso comandante que obligaba a sus soldados a limpiar las letrinas y a hacer las camas, y que les gritaba insultos por cada retraso”, señaló Ross, quien a partir de entonces utilizó un tono de voz muy suave y bastante amigable para dirigirse a las demás personas.
Bob Ross fue diagnosticado con cáncer en 1990; aún así, continuó grabando sus programas. Su último programa de televisión lo realizó el 17 de mayo de 1994 y falleció en Florida poco más de un año después, el 4 de julio de 1995.