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AUTOR DEL TEXTO ORIGINAL EN REPORTE INDIGO: MARÍA ALESANDRA PÁMANES
Tal vez hay que esperar a 2019 para saber quién ocupará –finalmente– el Trono de Hierro en la serie original de HBO, “Game of Thrones” (GOT). Pero lo cierto es que para el público el trono está a cargo del papel de la mujer en esta historia que parecían dominar los hombres.
Y lo más destacable es que no necesita distinguir con etiquetas como “igualdad” o considerarse una emisión “feminista”.
Como dice Anna North de Vox, “la serie, hasta cierto grado, ha madurado con sus personajes y en donde mostró un punto de vista unidimensional de la fuerza femenina ahora deja claro que hay muchas maneras de ser fuerte”.
“Para los escritores masculinos, las mujeres tienden a ganar fuerza a través de ser violadas o al eludir su feminidad para adoptar rasgos masculinos”, señala Ira Madison III en The Daily Beast. Y GOT ha eliminado ese patrón, a pesar de que su trama sí muestra el papel que representaba la mujer en la era medieval (en la guerra y la política, claro).
Y es que en GOT hay de dos sopas: o “sientes” con el cerebro y “piensas” con el corazón o viceversa. Constantemente los personajes están en la lucha por la supervivencia colectiva o la obtención del poder individual.
En el caso de las mujeres, esa lucha y esa dinámica de cerebro y corazón se ha visto dominada a la perfección. Sin duda, la que lleva la batuta es Daenerys Targaryen (Emilia Clarke), quien de ser una mujer a la que su déspota y ambicioso hermano vendió se convirtió en la heroína sin igual. La llamada Madre de los Dragones conquista pueblos y ejércitos que luchan libre y fielmente por ella.
Usa el corazón sin “apagar” al cerebro y es de los roles más inteligentes y estratégicos que tiene Westeros.
Targaryen es la representación del poder femenino y consiguió tomar a su destino “por las riendas” sin tener que ser sumisa, con valentía pura.
También está el papel de la madre que, en cualquier cultura con o sin matriarcado, es clave para la supervivencia de las familias. La maquiavélica Cersei Lannister ha mantenido el poder desde la sombra y es astuta para conseguir sus propósitos. Además, tiene la capacidad de reaccionar con el corazón a través del cerebro, sobre todo si hay uno de sus hijos de por medio.
Y qué decir de Catelyn Stark, quien al igual que su marido Ned y su hijo Robb poseían inteligencia que se opacaba cuando entraban el corazón y las entrañas a la ecuación. Esa madre coraje era compasiva… hasta que le tocaban un cabello a uno de sus “cachorros” (la insignia Stark es un lobo). Catelyn era el vivo ejemplo de que junto a un gran hombre hay una gran mujer.
Y Brienne de Tarth rompió con todos los estereotipos al resaltar que no hay rol que las mujeres no puedan desempeñar, hasta el de “caballera” con destreza para manejar la espada.
Fuerza por sobrevivir
Sin duda, parte de lo más significativo de GOT es la dupla de las hermanas Stark, Arya (Maisie Williams) y Sansa (Sophie Turner).
Separadas durante casi todas las temporadas, las hermanas Stark maduraron a través del dolor y el coraje.
Arya, la pequeña de la casa de Invernalia es una sobreviviente en todo sentido. Nació para luchar y siempre ha tenido una actitud de “tomboy”, es una rebelde nata que jamás siguió las reglas y que no tuvo los anhelos de una preadolescente, como los tenía su dócil y sumisa hermana Sansa.
Arya no se sometió a la discriminación que vivía la mujer y en su lugar empuñó una espada que luego utilizó para traer justicia y venganza contra quien –literalmente– eliminó a su familia.
La dulce y femenina –pero no débil– Sansa es de los personajes que más han madurado a lo largo de la serie. De la misma manera que su hermana Arya es una muestra de superación personal.
Sansa aprendió a la mala, con los golpes de la vida, pero lo hizo. A su ritmo se transformó en una mujer firme que busca sobrevivir y que entendió que si no reacciona la cruda realidad se la lleva de encuentro.
Fuerza por sobrevivir
Sin duda, parte de lo más significativo de GOT es la dupla de las hermanas Stark, Arya (Maisie Williams) y Sansa (Sophie Turner).
Separadas durante casi todas las temporadas, las hermanas Stark maduraron a través del dolor y el coraje.
Arya, la pequeña de la casa de Invernalia es una sobreviviente en todo sentido. Nació para luchar y siempre ha tenido una actitud de “tomboy”, es una rebelde nata que jamás siguió las reglas y que no tuvo los anhelos de una preadolescente, como los tenía su dócil y sumisa hermana Sansa.
Arya no se sometió a la discriminación que vivía la mujer y en su lugar empuñó una espada que luego utilizó para traer justicia y venganza contra quien –literalmente– eliminó a su familia.
La dulce y femenina –pero no débil– Sansa es de los personajes que más han madurado a lo largo de la serie. De la misma manera que su hermana Arya es una muestra de superación personal.
Sansa aprendió a la mala, con los golpes de la vida, pero lo hizo. A su ritmo se transformó en una mujer firme que busca sobrevivir y que entendió que si no reacciona la cruda realidad se la lleva de encuentro.