Por Neha Arora y Emma Farge
NUEVA DELHI/GINEBRA, 2 jul (Reuters) – Al otro lado del río desde el Fuerte Rojo de Delhi, el lúgubre barrio de Seelampur vive de lo que los consumidores del mundo moderno desechan: sus aparatos electrónicos y eléctricos rotos u obsoletos.
Hogar de uno de los mercados más grandes del mundo para desechos electrónicos, Seelampur es un ejemplo del desafío que se destaca en un informe de la ONU publicado el jueves.
El informe Global E-waste Monitor 2020 encontró que el mundo arrojó un récord de 53,6 millones de toneladas de desechos electrónicos el año pasado y que sólo el 17,4% fue reciclado.
“Incluso los países que cuentan con un sistema formal de gestión de residuos electrónicos se enfrentan a tasas de recogida y reciclaje relativamente bajas”, dice el informe.
China, con 10,1 millones de toneladas, fue la principal fuente de desechos electrónicos; Estados Unidos fue la segunda con 6,9 millones de toneladas, e India, con 3,2 millones de toneladas, la tercera. Los tres países representaron casi el 38% de los desechos electrónicos del mundo el año pasado.
Si bien el daño general causado al medioambiente por todos los residuos no reciclados puede ser incalculable, el mensaje del informe fue concluyente: “La forma en que producimos, consumimos y eliminamos los residuos electrónicos no es sostenible”.
El calentamiento global es sólo uno de los asuntos citados por el informe, que señaló que 98 millones de toneladas de equivalentes de dióxido de carbono fueron liberadas a la atmósfera como resultado del inadecuado reciclaje de refrigeradores y aires acondicionados “no documentados”.
Lo que está sucediendo en la India y China es sintomático de un problema más amplio en los países en desarrollo, donde la demanda de productos como lavadoras, refrigeradores y aparatos de aire acondicionado está aumentando rápidamente.
“En los países de ingresos medios y bajos, la infraestructura de gestión de los desechos electrónicos todavía no está plenamente desarrollada o, en algunos casos, está totalmente ausente”, dice el informe.
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(Reporte de Neha Arora y Sunil Kataria en Nueva Delhi y Emma Farge en Ginebra; Editado en español por Javier López de Lérida)