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Por Jake Spring
POCONÉ, Brasil, 29 abr (Reuters) – El humedal más grande del mundo está en llamas, pero el incendio a menudo es invisible.
En el Pantanal de Brasil, la vegetación que se compacta bajo el agua durante la temporada de lluvias se seca, provocando que los estanques y lagunas se evaporen y permitan que los depósitos inflamables sigan humeando mucho después de que las llamas más visibles se apagan.
Bomberos en todo Brasil están batallando contra las torres de fuego que han surgido desde la Amazonía hasta las planicies de Cerrado, pero el incendio bajo tierra representa un desafío especialmente complejo en el Pantanal.
La única forma de apagar las llamas bajo tierra es cavando una trinchera alrededor, dijo Isaac Wihby, un bombero que trabaja para el servicio estatal.
“¿Pero cómo haces eso si tienes una columna de fuego de 20 kilómetros de largo?. No es viable”, declaró.
Se trata de los peores incendios en 15 años. Las llamas amenazan la biodiversidad de la región, que alberga tapires, pumas, carpinchos y la población de jaguares más densa del mundo.
El Pantanal se extiende por 150.000 kilómetros cuadrados en Brasil y también abarca partes de Bolivia y Paraguay.
Cuando el fuego avanzaba insaciable esta semana en el sector, los trabajadores de emergencia usaron tractores para cortar árboles y arbustos resecos, dejando un tajo de tierra marrón destinada a robarle combustible a las llamas y detener su propagación.
Pero los vientos fuertes pueden hacer que llamas pasen por encima del tajo o los incendios subterráneos incluso pueden pasar por debajo.
“A veces pasa por debajo de un cortafuegos y toma por sorpresa a los bomberos”, dijo Jean Oliveira, quien dirige los esfuerzos de extinción de incendios en la zona. “A veces controlas un foco y no está realmente muerto, solo está durmiendo”, explicó.
Cientos de bomberos, ambientalistas, guardaparques y soldados han trabajado las 24 horas del día durante semanas intentando apagar las llamas que han destruido miles de kilómetros cuadrados del Pantanal.
La región es una vasta llanura que normalmente se llena de agua durante la temporada de lluvias, aproximadamente de noviembre a marzo. Pero las inundaciones fueron más bajas de lo normal este año y una sequía posterior ha dejado el área peligrosamente susceptible a los incendios.
En lo que va del mes, el Pantanal registró 4.677 “focos” en la peor ola de incendios desde agosto de 2005, según la agencia brasileña de investigación espacial, Inpe.
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(Reporte de Jake Spring en Poconé, Brasil. Editado en español por Marion Giraldo)