De acuerdo con un estudio, las dietas bajas en carbohidratos ayudan a mantener la pérdida al aumentar la cantidad de calorías quemadas, aumentando el éxito del tratamiento de obesidad entre los pacientes con alta secreción de insulina.
Poco se sabe sobre cómo la dieta influye en el metabolismo a largo plazo, ya que los científicos han asegurado que el gasto de energía disminuye con la pérdida de peso, por lo que la gente recupera el peso de una manera rápida.
Cara Ebbeling y David Ludwig, del Hospital de Niños de Boston, en Estados Unidos, decidieron estudiar los efectos de las dietas que varían en la proporción de carbohidratos y grasas en el gasto de energía durante un periodo de 20 semanas.
En el estudio participaron 234 adultos, de 18 a 65 años, con un Índice de Masa Corporal (IMC) de 25 o más con xuna dieta inicial para perder peso durante aproximadamente 10 semanas. De estos, 164 lograron la pérdida de peso objetivo de alrededor del 10 por ciento del peso corporal y luego fueron asignados al azar para seguir una dieta alta (60 por ciento), moderada (40 por ciento) o baja (20 por ciento) de carbohidratos durante 20 semanas.
Cada participante recibió comidas completamente preparadas con contenido similar de proteínas y grasas. Los investigadores registraron el peso de los participantes y midieron el gasto de energía para comparar la quema de calorías de los diferentes grupos con el mismo peso.
El estudio lanzó que durante las 20 semanas el gasto total de energía fue significativamente mayor en los participantes de la dieta baja en carbohidratos en comparación con la dieta alta en carbohidratos.
Los participantes con la dieta baja en carbohidratos quemaron entre 209 a 278 kilocalorías por día más que los de la dieta alta en carbohidratos, o un aumento de alrededor de 50 a 70 kilocalorías por día por cada 10 por ciento de disminución en la contribución de carbohidratos a la ingesta total de energía.
Mientras que en los pacientes con la mayor secreción de insulina al inicio del estudio, la diferencia en el gasto total de energía entre las dietas altas y bajas en carbohidratos fue de 478 kilocalorías por día.
Esto “se traduciría en una pérdida de peso estimada de 10 kilogramos después de tres años, suponiendo que no haya cambios en la ingesta de calorías”, escriben los autores. Las hormonas involucradas en el balance de energía (grelina y leptina) trabajaron mejor los participantes asignados a la dieta baja en carbohidratos en comparación con los asignados a la dieta alta en carbohidratos.
Una dieta con bajo índice glucémico y alta en grasas podría facilitar el mantenimiento de la pérdida de peso más allá del enfoque convencional de restringir la ingesta de energía y fomentar la actividad física. Y requieren una investigación adicional para explorar más de estos efectos y desarrollar intervenciones apropiadas de comportamiento y ambientales para su traducción a la salud pública, afirmaron los investigadores