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La temporada invernal no sólo cambia nuestra forma de vestir. El descenso de la temperatura también modifica la manera en que nos alimentamos y nos movemos. ¿Quién no ha querido quedarse arropado en un sillón viendo su serie favorita cuando hace frío?; sin embargo, la clave para lidiar con el clima en esta temporada decembrina es ‘ejercitarnos más’.
De acuerdo con Ana María González y Beatriz Cuyas, nutriólogas de Alimetría, cuando realizamos alguna actividad física, la temperatura de nuestro cuerpo se eleva; eso sucede porque quema calorías y al hacerlo genera calor. Cuando la temperatura exterior baja, el organismo necesita originar calor para mantenerse en un rango de entre 36 y 37º C que es donde funciona de manera óptima.
El movimiento del cuerpo resulta indispensable y la mejor manera de lograrlo es mediante la activación de los músculos. Es justamente lo que experimentamos cuando temblamos de frío; algunos músculos se mueven de forma involuntaria para producir calor.
A pesar del frío, es posible mantener una temperatura adecuada. La práctica del ejercicio y estar activos durante todo el día, son factores que ayudan a conseguirlo. A mayor intensidad y duración de la actividad física, más calor produciremos.
Los ejercicios que involucran fuerza, resistencia y velocidad utilizan grandes grupos musculares; sin embargo, el tiempo que requieren no genera el calor suficiente para vencer el frío. Tampoco las actividades ejecutadas en intervalos.
La temperatura regresa a su estado inicial aproximadamente 20 minutos después de terminar la sesión de ejercicio.
Los entrenamientos aeróbicos como caminar, correr, nadar, escalar, etc., son los más recomendables para mantenernos calientes, pues favorecen al aumento gradual y prolongado de la temperatura de nuestro cuerpo.
Estas son las tres recomendaciones para ganarle al frío con la práctica del ejercicio: