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Este es el origen de la frase ‘chupó faros’

“¿Y el Juan?”… Preguntaban en un pueblo lejano en plena época revolucionaria en México.

“Chupó faros” contestaba algún transeúnte, que con jarro en mano, lleno de pulque, caminaba por una polvorienta calle.

A estos tiempos se remonta uno de los refranes más utilizados por los mexicanos para referirse a la muerte.

El conflicto armado más importante del siglo XX en México, que inició en un ya lejano 20 de noviembre de 1910 dejó, además de miles de muertos, toda una idiosincracia popular que se fue formando a lo largo de los años.

El término “Revolución”, en franca decadencia para algunos y de uso común para muchos, hace referencia, en nuestro país, a la serie de hechos que se vivieron entre 1910 y 1920 y que devinieron en la caída de una dictadura y la creación de diversas instituciones y una Constitución.

En este contexto era de esperarse que los fusilamientos estuvieran “a la orden del día” y precisamente de este suceso cruel, sanguinario pero justiciero, para quienes lo realizaban, nació el famoso refrán “Chupó faros” o “Ya chupó faros”.

Como una “cortesía”, a los condenados a morir, fueran de un bando o de otro, oficialistas, villistas o zapatistas  se les daba un cigarro para “calmar el nervio”.

En ese entonces la marca más popular era Faros, aquellos pitillos mexicanos envueltos en papel arroz que aún se consiguen en una que otra tienda.

Los Faros, mencionados por Octavio Paz en su “Laberinto de la Soledad” son originarios de Irapuato, Guanajuato, y es una de las marcas mexicanas más antiguas.

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