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La académica del Departamento de Investigación y Posgrado de la Universidad de Sonora (Unison), Armida Espinoza López, señaló que, aun cuando son esenciales, los grasos omega no deben consumirse en exceso.
La especialista explicó que los omega son ácidos grasos esenciales que el organismo humano no produce y debe consumirlos de los alimentos de su dieta, aunque tampoco es muy recomendable tomarlos de las cápsulas que están a la venta.
A través de un comunicado, mencionó que aun cuando se señale que un aceite lo contiene, si un alimento se fríe o se le da exceso de calor al aceite, éste pierde sus beneficios y, al contrario, se vuelve perjudicial.
Respecto de las cápsulas, recomendó su consumo en edad avanzada, mientras que en la etapa infantil y hasta el adulto joven es preferible ingerir el omega que proporcionan los alimentos y aceites.
Estos últimos de preferencia se deben consumir en forma líquida, porque las grasas sólidas son más difíciles de eliminar del cuerpo, recomendó.
“Si se toma una pastilla que tiene sólo ácidos omega y no se consume otro alimento en el organismo no va a pasar nada, porque sólo con agua el cuerpo no lo absorbe, debe tomarse de preferencia a la hora de los alimentos”, anotó.
Comentó que los alimentos proporcionan una cierta cantidad de grasas y ahí se realiza la digestión también de las pastillas.
Espinoza López explicó que hay tres tipos principales de ácidos grasos: Omega que son los conocidos como omega-3 y omega-6, que son los multiinsaturados, además de los Omega-9 o monoinsaturados, el más común es el ácido oleico, propio del aceite de oliva.
Entre los alimentos que proporcionan ácidos grasos omega, anotó, destacan los de origen marino, en especial los pescados de color rojo, azul, mariscos y algas marinas.
En otros aceites también está presente como el de soya, en frutos secos, aceites vegetales y crema de cacahuate, por mencionar algunos.
Entre los beneficios de los omega se encuentran que son fundamentales para el mantenimiento de las membranas celulares, la absorción y transporte de las vitaminas liposolubles.
De igual modo regulan diversas funciones como la presión sanguínea, la coagulación de la sangre, la respuesta inflamatoria alérgica y la actividad del aparato digestivo.
También contribuyen a reducir los niveles de colesterol y previene problemas cardiovasculares, anímicos, de la vista –por su acción de transportadores del retinol o vitamina A– o enfermedades autoinmunes y alergias.