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Seguramente habrás notado que durante los últimos días has tenido una mayor sensación de hambre, esto se debe a que el descenso de la temperatura aumenta el consumo energético del cuerpo.
De acuerdo con el portal O’Globo, cuando la temperatura ambiente es menor que la corporal, el organismo trabaja más para calentarse por lo que gasta más energía y necesita más nutrientes.
Seguramente hasta ahí todo bien, pero te seguirás preguntando el motivo por el que sientes mayores impulsos de consumir alimentos calóricos y pesados, ricos en carbohidratos debido a que son fuente de energía.
Pero el deseo de comer no sólo es impulsado por la necesidad fisiológica de reponer energía, también proviene de la necesidad mental de ingerir alimentos calientes que reconfortan y mantienen el calor en el cuerpo.
Este fenómeno se llama termogénesis y es producido por el aumento de temperatura que se produce al comer, así entre media y una hora pasada después de comer, tu cuerpo produce 10% más de calor en comparación con el que contaba tu cuerpo con el estómago vacío.
La sensación de calor tras comer se debe a la liberación de energía durante la digestión, ya que la comida no sólo aporta calorías sino también aumenta la producción de calor.
No eres tu, es tu cerebro.
Cuando comienza el invierno, tendemos a cambiar las actividades cotidianas, incluso, algunas personas dejan de practicar actividades físicas y practicar ejercicio, este fenómeno conocido como desorden afectivo estacional se produce porque los neutransmisores cerebrales también tienen cambios que producen más ganas de comer mayores cantidades de carbohidratos.
Si has notado que tienes hambre más constantemente, lo más recomendable es que incluyas en tu dieta infusiones calientes, como sopa y café; como colaciones lo más recomendable son las semillas que brindan la sensación de saciedad.
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