Las plantas no cuentan con un sistema nervioso y central que les permita sentir dolor, pero sí son capaces de percibir lesiones —como cuando han sido mordidas o pisadas—, de saber si un insecto camina sobre sus hojas o determinar si éste es amigable o un depredador en potencia, entre otras cosas.
El doctor Ulises Rosas, del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México explicó para UNAM Global que esto se sabe desde hace muchos años, pero lo que se acaba de descubrir y publicar en la revista Science es que, en estos procesos está involucrado el glutamato, un aminoácido que en los animales funciona como neurotransmisor y que les permite reaccionar y protegerse cuando se lastiman, “mientras que en las plantas tiene que ver con el envío de alertas rápidas ante posibles amenazas”, explica.
Mientras que el glutamato en los animales posibilita la comunicación entre neuronas, en los vegetales lo hace a través de canales de calcio.
De acuerdo con UNAM Global, transmitir señales rápidas ante una lesión permite prepararse contra daños mayores, “por ejemplo, es factible que al recibir la mordida de un insecto otros órganos de la planta comiencen a sintetizar glucosinolatos —moléculas que provocan un regusto amargo en las hojas— a fin de serle poco apetitosa a su agresor, u hormonas de estrés como los jasmonatos que, por ser compuestos volátiles pueden alertar a otros vegetales sobre peligros cercanos”.
La investigación completa sobre el hallazgo del glutamato fue publicada en Science en septiembre pasado.
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